domingo, 20 de abril de 2008

Una descripcion en la literatura

Mas allá de las dunas empezaba el desierto, sembrado con terrones de barro seco como fragmentos de alfarería. De cuando en cuando la cepa de un árbol señalaba la distancia entre una elevación oculta y el río, o un molino de metal- las aspas herrumbradas alzadas como una cifra sobre las extensiones desiertas- montaba guardia junto a un riacho seco. Unas pocas plantas espinosas habían florecido en las faldas del valle entre las lomas de la costa, regadas por las ráfagas de espuma, pero a quince kilómetros del mar el suelo era árido, y la superficie se deshacía bajo los pies en un fino polvo blanco. La chatarra abandonada entre las dunas era la única decoración floral: camas retorcidas irrumpían como espinos del desierto, bombas de agua y maquinas agrícolas parecían escultoras angulosas cubiertas de polvo que la brisa levantaba como una espuma.

"La sequía", J. G. Ballard

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